Por ello, a la hora de elegir una lona que satisfaga todas las necesidades del cliente y, además, ofrezca todas las garantías de impermeabilidad y resistencia, hay que tener en cuenta algunos elementos:
- El uso real que se le vaya a dar: Si se prevé que la lona vaya a estar sometida a unas condiciones especialmente adversas o si va a ocultar mercancías especialmente sensibles, se deberá optar por lonas especialmente resistentes y completamente opacas que, además, ofrezcan la mayor resistencia a los rayos UV.
- Si se quiere primar la flexibilidad del tejido sobre otras características. Hay circunstancias en las que se requieren lonas semirrígidas y otras en las que se busca un material resistente pero muy flexible, dependiendo de las características tanto del vehículo de transporte como de la carga.
- El grado de impermeabilidad y resistencia real que se necesite alcanzar.
En función de estas condiciones, habrá que elegir el material más apropiado para la fabricación de la lona. Y actualmente existe un amplio abanico de posibilidades que cumplen con todos los certificados de garantía:
- PVC: Ofrece una impermeabilidad absoluta tanto al agua como al aire y, según el tipo de anclaje de que disponga la lona, la estanqueidad también puede ser completa. También se les puede aplicar tratamientos ignífugos, esenciales en este tipo de toldos por cuestiones de seguridad en caso de accidente.
- Tejidos acrílicos: Son completamente impermeables al agua pero permeables al aire, por lo que se recomiendan en los casos en los que la carga debe transportarse con oxigenación constante. Las garantías de durabilidad que presentan son las mismas que cualquier otro tipo de tejido.
- Tejidos especiales: Son los también llamados tejidos de última generación, formados por una estructura de base membranosa de poliéster o fibra de vidrio mezclada con PVC. Son muy resistentes a los efectos provocados por el paso del tiempo y muy fáciles de limpiar. Además, son excelentes aislantes térmicos, por lo que favorecen un mayor ahorro energético y una mejor conservación de la carga a temperatura constante.
En cualquier caso, lo ideal es que exista una comunicación fluida entre el cliente y el profesional que oferta el producto para que éste pueda aconsejarle cuál es la mejor opción entre todas las que existen actualmente.