Las principales ventajas que ofrecen este tipo de instalaciones son que protege el toldo del polvo y la humedad y, sobre todo, que puede colocarse tanto en toldos tradicionales de punto recto con brazos extensibles como en toldos planos o de estor que se instalan en terrazas o ventanas.
El semicofre es la versión que más se suele emplear por tratarse de la más económica y, a la vez, de la que ofrece mejor compatibilidad con los diferentes modelos de toldos. Su estructura cubre la parte superior y los laterales de la lona recogida, pero deja descubierta la parte inferior y el faldón –zona en la que no recibe apenas impacto en caso de condiciones climatológicas más o menos adversas-.
Este tipo está preferentemente indicado para los toldos domésticos y, sobre todo, para los que se instalan en zonas especialmente soleadas en las que el objetivo de la lona es, casi única y exclusivamente, proteger los espacios de un exceso de luz.
Por otra parte, el cofre cubre completamente la lona cuando está recogida y se suele instalar en toldos telón, verticales o de estor, dado que resulta más sencillo y práctico. Igualmente, tiende a ser el más demandado en comercios y oficinas por tratarse de un complemento elegante y discreto ideal para proteger los toldos de mayores dimensiones.
Diferentes acabados
Otra de las ventajas que ofrecen este tipo de instalaciones es la posibilidad de integrarlo completamente en la estructura del toldo sin alterar el aspecto de la fachada. Para ello, permite personalizarlo con el acabado que mejor se adapte funcional y estéticamente, sin que suponga un incremento en el precio -que el fabricante calculará siempre en función de la medida del toldo-.